lunes, 3 de enero de 2011

Schopenhauer. Introducción a su pensamiento

Para Schopenhauer nuestro mundo está hecho del mismo material que el de los sueños, el "Velo de maya" de los hindúes. Sólo existe una fuerza cósmica: la voluntad; que tanto hace nacer estrellas como crecer las plantas o generar y liquidar nuevos seres humanos sin cesar. Éstos se ven atrapados en una dolorosa paradoja: no pueden resistirse al impulso de la voluntad ciega e irracional de su propia naturaleza que muchas veces les acarrea el sufrimiento, y a la vez aspiran a estar libres de él. Sólo hay dos formas al parecer de liberarnos o de al menos reducir este sufrimiento. La primera es con la muerte, pero esto es algo de carácter completamente ilusorio y engañoso. Un trance en el que la naturaleza, una vez acabada su función en nosotros, pondrá otro nuevo individuo en nuestro lugar para continuar su tarea sin fin, y el sufrimiento no terminará, haciendo que actos como el del suicidio sean totalmente inútiles. La segunda es la tarea que llevan a cabo místicos y ascetas, que mediante la aniquilación de su voluntad y su victoria sobre la naturaleza consiguen rasgar el velo de maya, ver "más allá". Ésta es la única salida y victoria posible.


A pesar de que muchos autores afirman que la ética es la base del sistema de Schopenhauer, lo cierto es que es su metafísica la piedra angular del mismo. Schopenhauer afirma descubrir la cosa en sí, que no es otra que la voluntad. A partir de ahí toda su ética impele al conocimiento y renunciación de la misma. Ni la época ni quizás la personalidad del propio autor habrían hecho posible que Schopenhauer llevara él mismo a la práctica lo que decía. Por eso se distancia diferenciando la labor del filósofo de la del asceta o místico. Al primero sólo le es posible a lo sumo aspirar a cierta tranquilidad ante el mundo gracias a su conocimiento, pero sólo al asceta o al místico le está reservada la victoria sobre él, la visión de la cosa en sí. Sólo ellos rasgan el Velo de Maya. Schopenhauer encontró pues especial inpiración allí donde esta lucha contra el sueño de la realidad aún pervive con plena vigencia; en Oriente, y concretamente en la India. Pronto se convirtió en ávido lector de todo lo referente a la cultura de esas latitudes.

La admiración de Schopenhauer por todas las formas de ascetismo y misticismo es enormemente fuerte. En cierta forma, su filosofía es la antesala de la mística, como él mismo a veces se da cuenta. Sin embargo, con la misma fuerza con la que admira a místicos y ascetas rechaza las religiones sistematizadas socialmente, a las que llama "metafísica para el pueblo". Es esta misma consideración por las religiones en estado puro la que le lleva a citar varias veces textos hindúes, budistas y cristianos así como a rechazar al mismo tiempo catolicismo, protestantismo, judaísmo, Islam, y cualquier otro tipo de religión "social". Para Schopenhauer la conquista del mundo incluso nunca fue el objetivo de la religión cristiana, sino que el cristianismo no acabó de triunfar ante los antiguos dogmas judíos "este objetivo determinante no es, ni tan siquiera una vez, el auténtico cristianismo del Nuevo Testamento, ni tampoco su espíritu, puesto que es para ellos demasiado elevado, demasiado etéreo, demasiado excéntrico, excesivamente no de este mundo y, por tanto, demasiado pesimista, completamente inapropiado para la apoteosis del Estado, sino que se trata simplemente del judaísmo, la doctrina de que el mundo ha recibido su existencia de un ser personal y muy superior, algo que, por tanto, es también el más encantador y en donde todas los cosas son hermosísimas."

Alrededor de Schopenhauer se organizó en el mundo académico un complot de silencio contra el cual reaccionó con furia, acusando al ambiente académico de estar bajo el control e influencia del clero. Este silencio perdura en buena medida hasta nuestros días. En su tiempo, las críticas mordaces con las que se empleó el autor en sus obras son todo un estímulo para la lectura. Tremendamente individualista, fue muy difícil para sus contemporáneos encasillarlo en escuela alguna. Con posterioridad los ataques sobre él han ido centrados en sus diversos comentarios sobre los más diversos colectivos. Pero esto en realidad es anecdótico cuando se profundiza en la personalidad del autor. Tanto arranca encendidamente a favor de la abolición de la esclavitud, como cuestiona la inteligencia de las mujeres. Arrasa con todos los tópicos sobre las bondades de los pueblos europeos y afirma que prefiere la compañía de su perro a la de los humanos, o también cita antes de morir que le da vergüenza ser alemán.


Su obra en su tiempo
Durante la época posterior a Kant, en la que aparece Schopenhauer reclamando su lógica sucesión, la filosofía empezaba a derivar hacia un oscurantismo tanto en el lenguaje como en los conceptos. Las ideas tratadas con tanta profundidad por Kant no solían penetrar en las cabezas de muchos académicos, que sin entenderlas, optaban por usar unas absurdas formas en el lenguaje carentes de todo contenido. Esto irritaba especialmente a Schopenhauer, que siempre optaba por el lenguaje claro y se situaba en el polo opuesto de estas prácticas. Veía como la búsqueda sincera del conocimiento iba siendo lentamente sustituida por una jerga sin sentido del lenguaje que sectariamente se aprobaba en los círculos académicos. Las ideas se vuelven "nueces vacías, como esa de que `el mundo es la existencia de lo infinito en lo finito´, o la de que `el espíritu es el reflejo de lo infinito en lo finito´, y otras semejantes.[...] Pero sin duda es tan probable que una mente vulgar tenga pensamientos no vulgares como que los olmos den peras."

Según Schopenhauer, todo esto era debido a un interés especial de las autoridades académicas afines al clero. Se crea la "filosofía de profesores", tal como ya ocurría en tiempos de los sofistas, en donde el sincero afán de conocimiento se haya sepultado ante la dependencia económica del estado. No es posible ser filósofo a sueldo. "Que con la filosofía sea posible un afán tan sincero y fuerte, es algo que quien menos puede soñar es un profesor; del mismo modo que el menos creyente de todos los cristianos suele ser el Papa. Por eso es muy raro que un auténtico filósofo haya sido también profesor de filosofía"

La filosofía después de Kant y el asentamiento que supuso de los principios racionales que ponía en entredicho cada vez más la aceptación de una búsqueda de un "Ser" como centro del pensamiento en occidente, empezaba a convertirse en un amenaza para la intelectualidad de la teísta Europa. Así comenta con ironía "El catolicismo alemán o neocatolicismo, no es otra cosa, en efecto, que hegelianismo popularizado. Al igual que este deja el mundo sin explicar: está ahí, sin más historias. Simplemente recibe el nombre de Dios, y la humanidad el de Cristo. Ambos son "fines en sí", es decir, existen precisamente para abandonarse a su propio bienestar, tanto como dure la breve vida ¡Alegrémonos pues!"

Todo ello sin embargo, es tratado sarcásticamente por el autor, que dándolo todo por perdido arremete con ironía y sentido del humor y confiando en que los tiempos futuros le darán un reconocimiento que el presente le negaba. "...también en todos los tiempos las obras estimables se van abriendo paso a paso su camino y como por un milagro, se las ve finalmente elevarse sobre la turbamulta, a la manera de aeróstatos, que de las regiones más densas de la atmósfera ascienden a otras más puras y una vez allí se sostienen sin que nada ni nadie pueda hacerlas descender" .

Este reconocimiento le ha llegado sin duda, pero bajo la especial forma de haberse convertido en un autor de culto. Fácil es encontrar personalidades brillantes de este siglo en el campo de las humanidades o la ciencia que han sido influidos por su obra, pero más fácil aún es observar la ley del silencio a la que frecuentemente se le ha sometido.


Su obra en la posteridad
Pensador difícil de meter en cualquier corriente, se le ha usado tanto para decir que inspiró a marxistas y a nacionalsocialistas, a ateos y a espiritistas. En realidad muchos autores decisivos leyeron a Schopenhauer, pero éste no puede ser acusado de ser germen de ninguna de estas cosas, y su oposición al sometimiento del individuo al estado es bien patente en muchos párrafos de su obra. Su frontal rechazo a las ideas de Hegel, que según él estaban estropeando Alemania y que a la postre alimentarían tanto a nazismo como a marxismo de manera fundamental, es la mejor demostración de ello. "Con ello no sólo se convierte la filosofía académica en una escuela del filisteísmo más vulgar, sino que al final se llega como Hegel, a la indignante doctrina de que el destino del ser humano se agota en el Estado -algo así como el de las abejas en la colmena-. Y así se desvía por completo la atención del fin más sublime de nuestra existencia."

Su genialidad y brillantez, su sentido del humor, y el desarrollo de la metafísica más potente que nunca se halla gestado en occidente han proporcionado a Schopenhauer adhesiones de las mentes contemporáneas más brillantes. Desde Freud, del que se ha demostrado se inspiró en sus ideas, a Nietzsche, más sincero y quien le dedicó un libro entero ("Schopenhauer educador") . También Einstein afirmó que después de haber leído a Schopenhauer su concepción de la muerte había cambiado radicalmente, Wittgenstein, Kierkeegard, y una larga lista de autores no escapan a la influencia de "El mundo como voluntad y representación", la principal obra de Schopenhauer y eje de todo su sistema.

Gran amante de todo lo hispano, utiliza nuestro refranero a menudo, y era gran lector de Calderón y Baltasar Gracián, del cual se inspiró en su "Oráculo" para realizar parte de sus "Parerga" y a los que cita muy frecuentemente. La obra de Schopenhauer encuentra correspondencia también en una de las generaciones literarias españolas más brillantes de la historia, la de principios de siglo, y en especial en Baroja y Unamuno. Actualmente, el impulso de su pensamiento se viene manifestando desde hace décadas en todo tipo de manifestaciones artísticas y de pensamiento. Con Schopenhauer encontramos tempranamente, todos los intereses especulativos que habrán de ser luego generales en el siglo XX, desde el psicoanálisis hasta el interés por lo esotérico y por las culturas orientales, la ciencia, la sicología, e incluso la sensibilidad de la música más actual. Es por muchos considerado el padre de este siglo, y sin embargo sigue pesando sobre él un silencio cada vez más evidente.

Asignatura: CRF
Publicación: 3er Parcial

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